Sin embargo, año tras año no perdían la ilusión. Cuidaban hasta el más mínimo detalle para que las cosas saliesen lo mejor posible.- ¡Todo tiene que quedar perfecto!- se les oía decir a su gente durante los preparativos.
Cada día seis de enero, cuando volvían a casa con la satisfacción del deber cumplido brindaban durante la cena. Después, tomaban un trozo de roscón y un vaso de leche caliente y se iban a la cama. Aquel año no fue diferente. Todo transcurrió según lo previsto: tomaron la cena que para ellos era tradicional y se fueron a la cama.
Al principio de la noche, en lo mejor del sueño, algo interrumpió el sueño del más joven de estos tres reyes que además hacían magia. Era como un gemido al principio. En seguida un llanto. -¡¡¡Ssssss!!!- Chistó Baltasar removiéndose en su cama adormecido. Sin embargo, lejos de desaparecer, aquel ruido iba en aumento. Aún dormido, Baltasar encendió la luz y buscó algo sin saber exactamente qué. Poco a poco recuperaba la conciencia y aumentaba su preocupación. Rápidamente miró en su saco puesto en el suelo de la noche anterior y soltó un grito de asombro: - ¡Pero si es un niño!
Esta voz despertó a sus compañeros y a algunos pajes, quienes llegaron al dormitorio de Baltasar alarmados. Allí encontraron a este con un bebé muy grandote en los brazos.
- Hemos olvidado entregar este regalo.- dijo con voz preocupada.
- Rápido, vestiros todos y preparad los camellos. Gaspar, comprueba dónde tenemos que llevar a este niño. Tú Baltasar cuida de él mientras tanto.- organizó Melchor, con voz firme y serena.
¡Enhorabuena! y la entrada genial.
ResponderEliminarEnhorabuena campeón!!!!! estos regalos son los que no se olvidan nunca. Un saludo
ResponderEliminarbonita entrada,pero mas bonita la foto vuestra junto al recien nacido,no se que pasa pero a mi alrededor todo son recien nacidos ahora,tendre que tener cuidado que dicen que estas cosas se pegan.¡¡¡ENHORABUENA!!,QUE SEAIS MUY FELICES PAPAS.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos!!!
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