Hoy, 19 de abril, se celebra el Día de la Bicicleta en todo el mundo. No es una fecha creada por consenso global sino que es una efeméride en toda regla que nace de un viaje lisérgico de Albert Hofmann. Ese día de 1943, Herr Hofmann se drogó. No era la primera vez que lo hacía. El ácido lisérgico había atraído, hacía un tiempo, la atención del científico suizo, que investigaba sus efectos en el ser humano. El 16 de abril durante un experimento acabó absorbiendo una pequeña dosis del compuesto. “Lo primero que sentí fue una notable relajación combinada con un cierto vértigo. Una nada desagradable sensación de intoxicación que iba acompañada de un estímulo extremo de mi imaginación”, contaba el investigador en sus diarios. Tres días después, el 19 de abril, decidió drogarse voluntariamente para ver los efectos que el ácido producía en el cuerpo. Del colocón nació el día de la bici.
0.25 miligramos de LSD fue la dosis que se metió Hofmann. Una cantidad que, tras varios cálculos, él supuso que sería lo suficientemente tóxica sin ser peligrosa. Una hora después de la ingestión, las facultades del doctor empezaron a verse alteradas. Estaba tan afectado que pidió a su ayudante de laboratorio que le llevara a casa. Aunque Suiza permaneció durante la II Guerra Mundial oficialmente neutral, oficiosamente colaboracionista con los nazis mientras no descuidaba sus atenciones a los Aliados, en Basel, donde Hofmann investigaba para laboratorios Sandoz, no se podía usar el coche. El ayudante tenía su bicicleta a la puerta del laboratorio y llevó al investigador hasta su hogar para que se le pasara el subidón. Un viaje de uno que viaja.
Ansiedad, alucinaciones con el vecino de al lado, al que veía como una bruja maquiavélica (quizás por influencia de la recién estrenada El Mago de Oz), y el temor de haber perdido la cabeza acompañaron a Hofmann en su recorrido a pedales. Cuando llego a casa empezó la icónica alucinación caleidoscópica, los colores y las formas extravagantes que marcaron a la cultura hippy.
Ese primer viaje se denominó el Día de la bici. Hofmann había descubierto un inigualable psicoactivo con un gran potencial que pensaba que podría ser muy útil en algunos tratamientos psiquiátricos. No esperaba que fuera de lo más vendido en Woodstock. Después, el investigador estudió las setas alucinógenas o la salvia mientras el Día de la bicicleta se transformó en una cita global en defensa de los pedales.
Hoy en varias ciudades del mundo se organizan recorridos en bici, conciertos y charlas para hablar sobre otro tipo de movilidad. Curiosa evolución. El mismo tipo que descubrió el potencial del LSD, icono de la cultura altermundista de los sesenta, fijó la fecha de la celebración de los pedales, vehículo underground de la posmodernidad. Lo mejor es que todo fue una casualidad.
¡Feliz Día de la Bicicleta!
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