Ni el más difícil, ni el más duro, ni el más alto... pero especial. Mi relación con aquello viene de lejos. Y es que no puedo situar la fecha pero desde casi todos los sitios de mi pueblo se ve. Al fondo y majestuoso. Casi siempre azul. Como algo inalcanzable.
Ya en 2009, cuando empiezan mis primeros flirteos con la montaña dentro de unas zapatillas la veía cada mañana al ir al trabajo. ¡Ahí tengo que subir yo! Desde la terraza de los padres de Elena comentaba a menudo con mi suegro. - Por allí está Huelma. Y puedes entrar por Cambil. Lo que vemos es la otra parte.-, me decía. Pero todavía lejano.
Y así seguimos. Lo buscaba con la mirada cuando madrugaba para correr y estaba más azul que nunca. Cuando me lo encontraba sonreía interiormente. Los días claros lo admiraba. Mi atracción iba "in crescendo"...
Para 2011 mis escarceos en zapatillas dan un paso más y se calzan unas botas. Y no es que haya habido muchos, pero sí los suficientes para saber que ese tenía que ser ya.
Demasiado importante para hacerlo solo, así qu,e como en todo lo importante en mi vida, me acompañan los míos (Elena y Amalia, Maribel, los de ADC...) Y a las 7 de la mañana del sábado empezamos a marchar desde aquí hasta unos km antes de Huelma, que tomamos un camino a la izquierda, dejamos los coches y... a disfrutar!!!
Al final, convivencia y foto para no olvidar de dónde venimos!!!
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