Sería una crónica un tanto extensa la mía si hablo desde meses atrás cuando empezó esto. Además le quitaría aliciente e interés si relatásemos aquí todos los trajines en los que nos hemos visto hasta llegar. Sin embargo, estaría incompleta si no mencionara a las familias, que en lugar de echarnos de menos y pedirnos que para un día que teníamos a la semana lo pasásemos con ellos, fueron partícipes de nuestro sueño y se involucraron al 101% codo con codo. O de los voluntaríos, gente que ama nuestro pueblo y el DEPORTE tanto como nosotros y que se pegaron un madrugón el domingo y se comieron un rollo del que escribe el sábado para que todo saliese como salió.
"¿Por qué haces esto?" Me lo preguntaron hasta tal punto que me lo pregunté. "¿Qué necesidad tienes, si a tí lo que te gusta es correr?" Entonces, el domingo a las 9 de la mañana un grupo de senderistas abría boca para que a las 10 y con el "Vangelis" de fondo viésemos salir a un grupo en el que previamente saludé a gente que ya conocía y a otra que me hizo ilusión conocer. Y las preguntas iban respondiéndose una a una. Luego vi la llegada de los corredores y senderistas en meta. El primero esperó al último. "¡Joder, a eso me refería yo!" Cuando llegó el último, casi el mismo grupo que salió se acercó al escenario donde esperaba el podium. TODOS fueron partícipes. Pasaban por nuestro lado y nos contaban lo dura y bonita que fue la prueba, lo satisfechos que estaban y, sin saberlo, seguían respondiendo a mis dudas.
Con el paso de las horas nos fueron llegando mails, y fuimos leyendo crónicas y comentarios en las redes sociales... GRACIAS por ayudarme a entender el por qué hicimos esto.
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