Cuando nos enseñan de pequeños a leer nos limitaron la tarea a la P con la A, o la T con la I. Nada nos dijeron de lo que hay detrás de las palabras o en la tinta con la que se escribe. De por qué se escribe ni a quién. Debe de ser por mi espíritu curioso, mi afán de aprender o simplemente porqué ahí se puso en mi camino, como una piedra callada, para que el que escribe ahora tropezase que ahora, en los momentos que atañen, entre la vertiginosa velocidad que es capaz de alcanzar la vida e intentando no marearme por ello, en los ratos de desvelo brinco por detrás de esas palabras y a veces, aunque sea de refilón, vislumbro la "vereda de la parte de atrás" (que dijera el poeta)
Con otra rotura en el menisco enturbié mis días meses atrás. Todo previsto para solventar el problema en marzo, la operación se suspende por motivos que aún desconozco (sinceramente ya "ni falta que me importan") y cuando ya debería estar trotando por el mundo de nuevo aún estoy mirando calendarios para ir fantaseando. Con molestias que dañan más lo mental que lo físico he convivido durante más de siete meses porque, por un motivo u otro, crean que mi tiempo no es tan importante ni mi enfermedad tan grave.
Me jode reconocerlo pero es posible que sea verdad en este caso. Aún con el menisco roto, por hacer las cosas despacio, me fuí a correr en la San Silvestre de Bailén. La que fue mi primera carrera popular, y la que me niego a que sea la última. Es especial por más cosas, Es especial por el ambiente, porque en esa primera edición fuí solo y allí encontré a amigos. Porque desde entonces se empezó lo que ya casi es tradición de ir todos los años. Tendreis que reconocer, que fue una suerte que en un principio pensaran que mi dolencia era muscular, ¿no?
Cuando ya se supo lo que había me recomendaron fortalecer cuádriceps y tuve que ir al gimnasio de vez en cuando. Así que allí he pasado muy buenos ratos con mi hijo que "se empeña" en ir con su padre para "ponerse fuerte como Hulk, Spiderman, Ironman..." (¿será esto prefacio de otra historia?)
Sin embargo, eso no era del todo el rato que yo me dedico a mí mismo. Necesitaba sudar, notar el corazón en el pecho. Oirme respirar. Sentirme vivo. Para ello, primero un ratillo en el rodillo, después más ratillos, una peli, otra... y llegó el buen tiempo. Cuando he podido, pero la verdad es que lo que he podido, sin casi acordarme de mi rodilla, lo he disfrutado. Las marcas en mi culata me recuerdan Alcaudete, la ruta de las aldeas que tantas ganas tenía de hacer por carretera, alguna Garza, alguna de Zocueca, "verea" de las aguas... Y paisajes dignos de la primavera. Verde y radiante, lleno de agua y de vida. La verdad, no recordaba que prepararse para una operación de menisco fuese tan divertido!!! ¡¡¡Por suerte he tenido dos meses extra!!! que luego en verano no es tan bonito.
Pero en realidad no siempre lo llevo tan bien. A veces me enfado, lo mando todo a la mierda y no quiero saber nada de este puto chasis que visto. Así que me levanto a las tantas de la madrugada, cojo la mochila y los bastones y me largo a mirar a la gente desde arriba. Muchas veces, tomar otra perspectiva es bueno para ver mejor los caminos y posibilidades que van surgiendo. Una vez arriba, ya empiezo a bajar al mundo de otra manera. Menos mal que no me operaron porque llevo dos más en mis haberes y los sueños de otros mil pendientes. Dos meses de retraso. ¡Qué bien!
Pues sí señor. Ahora ya toca levantarme. El 15 de mayo paso por chapa y pintura de nuevo. Parece que el menisco no es el mismo que la vez anterior y que la recuperación estará en torno a un mes. Total, en mayo siempre estoy hecho mistos con la alergia... qué más me da quedarme en casa tumbado unos días. Además, seguro que después me recomiendan empezar a nadar un poco para ir recuperando. Así nos vamos metiendo en faena que viene el triatlón de Pegalajar y el otro día en un desvelo estuvimos hablando de que volveríamos y yo no he tocado el agua en toooooda la temporada!!! ¡Los hay afortunados, oiga!
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