Ayer todo el país estaba convocado a una huelga general. En lo que me es más cercano y en el entorno más próximo la huelga no fue secundada por casi nadie. Yo, por mis circunstancias, no tuve opción de decir, pero hace un par de semanas mi postura era la de no hacer huelga por:
- No
posicionarme al lado de unos sindicatos que nos dejan huérfanos en nuestro quehacer diario.
- No apoyar a una huelga que desde el punto de vista de muchos llega tarde.
- Será
inutil porque la reforma laboral está ya aprobada.
- El malestar social que supuso la huelga de los
funcionarios de hace unos meses, donde se nos criticó por manifestarnos a pesar de ser unos "
privilegiados"
Sin embargo, poco a poco he ido cambiando de opinión, por lo visto al contrario que mis compañeros.
Si los sindicatos podían salir
pejudicados de un fracaso de la huelga, no cabe la menor duda de que en los tiempos que corren los más
perjudicados son los ciudadanos que, afectados por la brutal crisis que nos asola, les toca vivir en ocasiones precariamente.
Podemos recurrir al refranero popular para mentar el "más vale tarde..." No podemos esperar a las próximas elecciones para decirle al gobierno que no estamos de acuerdo con sus medidas debido a la gravedad de la situación. Si podríamos pensar también en cómo pedir a la oposición que, al menos, nos muestre las suyas para que estas puedan suponer una alternativa, porque
personalemente creo que no la hay.
El hecho de la utilidad de la huelga en lo que a consecución de objetivos se refiere no justifica que la reforma laboral está bien. Esta reforma laboral convierte el despido en
gratuíto, suponiendo una facilidad también para contratar mañana los parados de hoy con una protección jurídica mucho menor. Esto crea una cadena que puede resumirse en el hecho de que la bajada obvia de salarios y pensiones producirá un retroceso en la economía nacional, que ya partía con desventaja con respecto a las grandes potencias europeas con las que nos "codeamos" (el salario mínimo en Francia, por ejemplo, dobla al
SMI español)
Un funcionario es un trabajador, en muchos casos
mileurista, que también tiene que comer todos los días, vestirse para ir a la calle, pagar su hipoteca..., por lo tanto afectado
directamente por todo lo
anteriromente comentado. Creo que esta huelga nos suponía la oportunidad de salir de nuestra "burbuja" y apoyarnos en
iguales (
currantes) para defender lo que es nuestro. En palabras del
Dr.
Álvarez del
Cuvillo "
Para salir de la "idiotez" de nuestro individualismo, que nos separa de la vida y de nosotros mismos"
Tengo la sensación de que hemos perdido una buena oportunidad para tomar partido de nuestro futuro, una vez más.