jueves, 27 de enero de 2011

El año en que los Reyes Magos llegaron tarde

Cuando volvían a casa lo hacían exhaustos. Llevaban toda la noche trabajando y desde varios días atrás con una agenda muy apretada recibiendo niños, recogiendo cartas, buscando y preparando mercancía, organizando la caravana para el viaje…- ¡Si no fuera por nuestros pajes!- repetían a menudo.

Sin embargo, año tras año no perdían la ilusión. Cuidaban hasta el más mínimo detalle para que las cosas saliesen lo mejor posible.- ¡Todo tiene que quedar perfecto!- se les oía decir a su gente durante los preparativos.

Cada día seis de enero, cuando volvían a casa con la satisfacción del deber cumplido brindaban durante la cena. Después, tomaban un trozo de roscón y un vaso de leche caliente y se iban a la cama. Aquel año no fue diferente. Todo transcurrió según lo previsto: tomaron la cena que para ellos era tradicional y se fueron a la cama.


Al principio de la noche, en lo mejor del sueño, algo interrumpió el sueño del más joven de estos tres reyes que además hacían magia. Era como un gemido al principio. En seguida un llanto. -¡¡¡Ssssss!!!- Chistó Baltasar removiéndose en su cama adormecido. Sin embargo, lejos de desaparecer, aquel ruido iba en aumento. Aún dormido, Baltasar encendió la luz y buscó algo sin saber exactamente qué. Poco a poco recuperaba la conciencia y aumentaba su preocupación. Rápidamente miró en su saco puesto en el suelo de la noche anterior y soltó un grito de asombro: - ¡Pero si es un niño!


Esta voz despertó a sus compañeros y a algunos pajes, quienes llegaron al dormitorio de Baltasar alarmados. Allí encontraron a este con un bebé muy grandote en los brazos.

- Hemos olvidado entregar este regalo.- dijo con voz preocupada.

- Rápido, vestiros todos y preparad los camellos. Gaspar, comprueba dónde tenemos que llevar a este niño. Tú Baltasar cuida de él mientras tanto.- organizó Melchor, con voz firme y serena.

Enseguida todo estaba organizado y la caravana se disponía a partir hacia un pequeño pueblo del sur de España. Todo el mundo sabe que los tres reyes magos tienen contactos en todas las partes del mundo para que la noche del cinco de enero cada persona reciba su merecido presente. En este caso, el contacto se llamaba León, quien trabajaba como “matrón” en un hospital cercano a la localidad de destino del niño. Él sería el encargado de hacer llegar el regalo a sus titulares.

El viaje fue largo, de casi veinte días, pero como cada año desde hace ya más de dos mil, los reyes magos volvieron a cumplir con su cometido y el día 25 de enero una familia recibió su regalo: Paco. Como obsequio por la tardanza le dieron una carita preciosa y una estupenda salud para él y para su madre. A Paula su primer hermanito y a su papá las dos lágrimas más dulces que hay en el mundo al verlo llegar dentro del paritorio.





4 comentarios:

  1. Enhorabuena campeón!!!!! estos regalos son los que no se olvidan nunca. Un saludo

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  2. bonita entrada,pero mas bonita la foto vuestra junto al recien nacido,no se que pasa pero a mi alrededor todo son recien nacidos ahora,tendre que tener cuidado que dicen que estas cosas se pegan.¡¡¡ENHORABUENA!!,QUE SEAIS MUY FELICES PAPAS.

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